VAGABUNDEOS BIRMANIA 2011   VAGABUNDEOS BIRMANIA 2011
     
 
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VAGABUNDEOS BIRMANIA 2011   VAGABUNDEOS BIRMANIA 2011

El  proyecto fotográfico “MYANMAR. 2010”, presentado este verano en el Museo Cerda de Puigcerda (Gerona) se enmarca dentro de un plan de trabajo más amplio y ambicioso denominado “VAGABUNDEOS”, en el que llevo trabajando varios años.

Maupassant, escritor realista del siglo XIX, se planteó en el pasado,  el mismo problema frente a la escritura,  que un fotógrafo actual   frente a la imagen. ¿Cúal de entre las millones de realidades que se presentan ante sus ojos, será la opción seleccionada? Porque, el fotógrafo,  si es un artista, buscará no solo mostrarnos una imagen banal de la vida,  sino darnos una visión más completa, más penetrante, más convincente que la realidad misma. Escribirlo todo, representarlo todo, fotografiarlo todo,  sería imposible ya que la vida está llena de una infinidad de pequeños incidentes que llenan nuestra existencia. Una selección, en todo caso se impone y esto supone ya un atentado a la teoría de la verdad total.

Tradicionalmente y partiendo de las limitaciones técnicas que el  uso de la cámara impone, el fotógrafo se han decantado por una pequeña fracción temporal de realidad. Su selección. Un instante capturado. Un instante sin pasado ni futuro. Un presente para la eternidad. Pero esta verdad (verdad innegable, ya que esa imagen existió en un tiempo y un espacio concreto) está condicionada por el pequeño marco que el visor impone. Un árbol en flor existe, pero a escasos metros de él puede haber ocurrido un accidente. La imagen dejaría en este caso de ser tan bucólica. Hemos visto solo una parte.  Fuera de ese límite,  el espectador de la fotografía es ajeno a lo que ocurre. Su curiosidad queda constreñida a la curiosidad del que ha disparado y capturado dicha imagen.

Frente a esta actitud fotográfica, mi interés ha sido dar un paso mas. No solo un retrato, no solo un aspecto, no solo un espacio. Muchos retratos, muchos aspectos, muchos espacios dentro de una misma foto. Pero ¿Cómo hacer ésto posible? Mi respuesta ha sido  mostrar  una realidad en movimiento, una situación real e imposible a la vez,  en lal que los personajes muestren el trasiego de la vida.  El ajetreo constante. Para ello son necesarias muchas fotos con  un punto de vista previamente seleccionado para cada toma. Unas veces éstas son panorámicas continuadas. La cámara va girando y captando.  Otras, es la cámara la que está fija y el mundo con sus personajes los  que actúan y se mueven.  En las siguientes tomas, se acompaña  a una  persona en su búsqueda y en sus dudas.  Las posibilidades múltiples.  Fotos  y fotos.  Cortes y cortes.

Dentro de un ritmo de color,  en el que también tiene que estar presente la estética del lugar, los pequeños cortes de las fotografías se trasladan a un papel duro de formato panorámico, en donde pasan a formar una unidad diferente, y allí se pegan. Todo el trabajo es manual. Cada corte es una ventana al instante. Todo el conjunto montado  transmite ese movimiento y ese “tempo” de la quietud. En una foto,  los pequeños gestos de los personajes, esos cambios a veces imperceptibles, son los que transmiten la idea de un presente con pasado y futuro. Una vida total es imposible de reproducir.  Nuestra libertad limitada a esa fracción, un poco más amplia que antaño, pero siempre limitada.

Pero también hay espacio, en la muestra, para el retrato de personas singulares sin las cuales la complejidad de la existencia humana quedaría limitada. El detalle que explique y acerque a nuestros ojos, sus rasgos y emociones. Esta parte de la exposición corresponde a mi marido, Luis Miguel,  viajero curioso, infatigable y paciente.  Juntos  nos ayudamos y complementamos.

Con estas premisas  se inicia un viaje a Birmania  que va desde ciudades hasta pueblos de montaña recónditos a los que es  preciso llegar tras largas y agotadoras caminatas o placidos y relajados trayectos fluviales. Myanmar (su nombre actual) es variado. Mi selección fotográfica, personal. Parte de estas experiencias  quedan recogidas en unas cartulinas, gruesas y rectangulares de 20x70 cm. de papel reciclado. Dos colores , mostaza y negro. El color amarillo mostaza simboliza la calidez, la amabilidad y la buena acogida que siempre tuvimos en Birmania mientras  trabajamos, tanto en mercados, conventos, casas particulares,  templos, calles, canales…  Las cartulinas negras se reservan a los retratos y otros detalles que me parecieron interesantes.  Myanmar es grande y sus posibilidades inmensas. Todas estas imágenes fueron captadas a los pocos días de las primeras elecciones parlamentarias democráticas después de 20 años, el 7 de Noviembre de 2010. Fue nuestro segundo viaje al país y nuestra mente ya está programando el siguiente.